Bilbao ejemplifica como pocos lugares en toda Europa cómo debe llevarse a cabo la regeneración y evolución urbanística.
Es una ciudad vanguardista, una urbe cosmopolita que aúna las raíces de una de las culturas más ricas del viejo continente con la modernidad de construcciones futuristas y una mirada al futuro cargada de cultura.
Estar a la cabeza de la regeneración urbanística no ha hecho a Bilbao pararse a descansar, nada más lejos de la realidad. Su último proyecto no puede ser más emocionante y atrevido; la isla de Zorrotzaurre.
Orígenes de la Isla de Zorrotzaurre: La Ribera de Deusto
Antes de ser isla fue península, e incluso antes, toda la zona conocida como la Ribera de Deusto estaba llena de vida. No hablamos de hace algunos años, nos remontamos al 1729.
Con asentamientos en distintos puntos del contorno de la Ría, Bilbao crecía y se expandía. Esas orillas que unen los barrios de Sarriko y Deusto vieron la creación de los muelles y las primeras industrias.
Con el paso firme de los años y de la intención firme de seguir creciendo, la zona gana en tierra y va desplazando el agua poco a poco hasta llegar a la mitad del siglo XIX, momento cumbre de la industria naval, con astilleros y fábricas de anclas. Esta bonanza se extiende en el tiempo hasta bien entrado el siglo XX.
Apertura del Canal de Deusto
Tras años de estar aprobado, comienzan las obras en 1950 y se inauguran en 1968, aunque las obras no están acabadas. ¿El resultado? La tan reconocible península que ha sido parte de la idiosincrasia de Bilbao hasta hace muy poco.
En 2004 se presenta el Plan de Zorrotzaurre, diseñado por la arquitecta iraní Zaha Hadid, en el que ya se pueden ver las primeras imágenes de la isla, denominado comúnmente como el “Manhattan bilbaíno”. No es hasta 2018 que las excavaciones finalizan y ya, de forma oficial, Bilbao cuenta con una isla, aunque sigue conectada a Deusto gracias al puente de Frank Gehry.
Presente y Futuro de la Isla de Zorrotzaurre
El Manhattan de Bilbao va tomando forma poco a poco. Ya han aparecido los primeros edificios y rascacielos de la zona, principalmente la zona norte, y la isla se ha convertido en un ir y venir frenético de grúas y trabajadores. La zona está más viva que nunca y cuenta con un fantástico plan para la ciudad.
Hasta el momento se han llevado a cabo grandes avances, como el Puente San Ignacio-Zorrozaurre, el segundo de Zorrotzaurre, siendo el mencionado anteriormente Frank Gehry el primero de ellos. Esta estructura conecta la isla con el Barrio de San Ignacio.
Ya es posible caminar por el gran paseo de la Ría, con once kilómetros de longitud, por El Canal, que se ha convertido en el paseo peatonal más largo de toda la ciudad de Bilbao.
Además de todos los edificios proyectados y en construcción, desde el consistorio se llevará a cabo la creación del tranvía que pase por la avenida principal de la isla, teniendo un total de 2,5 kilómetros de longitud y cinco paradas en su recorrido.
Se piensa en la isla como un lugar para vivir, trabajar y disfrutar, es decir, para poder llevar una vida completa estando conectada con el corazón de Bilbao, el aeropuerto y la futura estación de tren de alta velocidad.
El crecimiento no va reñido con la conciencia medioambiental, por esta razón la isla estará altamente comprometida con la sostenibilidad y su existencia provocará el menos impacto posible en la naturaleza.
El respeto medioambiental es también un enfoque de una realidad innovadora, donde se estudia y trabaja para alcanzar un equilibrio con la naturaleza que nos rodea y con nosotros mismos, haciendo de este lugar un epicentro tanto del ocio como de un trabajo saludable.