Seguro que si has comentado entre tus amigos y familia que vas a Bilbao, te habrán mirado con cierta cara de envidia. Quien no ha ido, está desesperado por visitarla, y quien ya ha estado, se muere por volver.
De entre toda la información que ya has leído sobre los lugares esenciales que debes visitar de Bilbao y todo lo que te han contado aquellos que ya han estado en la Villa, seguro que destaca uno lugar sobre los demás; El Casco Viejo.
Y lo ponemos así, en mayúscula, porque no es como el casco antiguo de cualquier otra ciudad, representa mucho más. Las Siete Calles, como se le conoce, es una obra maestra en sí misma, tanto urbanística como cultural e históricamente.
Vamos a dar un paseo por el centro histórico de Bilbao. Esto es y esto significa tanto el Casco Viejo como sus Siete Calles.
Las Siete Calles de Bilbao
¿Por qué al Casco Viejo de Bilbao también se le conoce como las Siete Calles? El casco antiguo de Bilbao estaba formada originalmente por…¡Tres calles! ¿Pero qué ha pasado aquí?
Somera, Artecalle y Tendería, estas eran las tres calles que formaban la ciudad en el año 1300 cuando Don Diego López de Haro fundó la Villa de Bilbao en los márgenes de la Ría de Nervión.
A mediados del siglo XV, en 1442, un permiso real permitió a Bilbao expandirse, así el muro fue derrumbado y se agregaron más calles y la ciudad comenzó a crecer.
A día de hoy, las calles están decoradas con los movimientos artísticos de la época, destacando la pintura al fresco en la pared. Cada calle es una historia. Han visto guerras Carlistas del siglo XIX, la Guerra Civil del siglo XX, ataques de toda índole y desastres naturales como inundaciones.
Aunque también hay muchas luces en su historia, estas calles vieron nacer a grandes nombres de la historia española y universal, como el compositor Juan Crisóstomo de Arriaga, conocido como el “Mozart español”, o el escritor Miguel de Unamuno.
Vamos a echar un vistazo a cada una de las calles con su historia.
Somera
Conocida también como Cimera, “la calle de encima” era la calle principal cuando sólo existían tres. Es la más antigua y la de mayor importancia histórica. Recorrerla nos lleva desde la Ría hasta la parte de arriba del Casco Viejo.
Artekale
Calle Arte o “La calle del medio”, solía acoger en sus inicios una parte importante de los oficios de zapateros, plateros y carpinteros. Aún puedes ver un antiguo farol de aceite en su entrada, aunque ya no se usa.
Tendería
Aquí habitaban los francos y es donde se realizaban gran número de negociaciones y firma de documentos. Su nombre no viene de “tender” sino de “dendería”, que significa “lugar rodeado por tiendas o comercios”. Aún hoy los bilbaínos la siguen conociendo como “Denderikale”
Belostikale
Dejamos atrás las tres calles originales para comenzar en la más antigua de las nuevas. La Calle Belosti es la “calle de arriba” o “calle de la pesquería”, ya que las tiendas de pescado y el comercio de éste en toda la Villa pasaba por aquí.
Como curiosidad, a comienzos del siglo XIX, en 1805, se intentó, sin éxito, cambiar su nombre al de “Ochoa de Asúa”.
Carnicería Vieja
Como os podéis imaginar, hemos pasado del pescado a la carne, ya que esta calle acogió el primer lugar donde se vendía carne en toda la ciudad, una carnicería municipal.
Barrenkale
Significa “calle de abajo” o “extremo inferior” y se trató de la calle que tenía la posición más bajo con respecto a las otras cinco. Si aquí se encuentra el Palacio Arana, ya te podrás imaginar que era la calle donde se hospedaba toda la alta sociedad vasca y del resto de España. Desde reyes a señores y gente de alto linaje.
Barrenkalebarrena
Cuando parecía que no podía haber una calle más abajo, aparece esta “calle que está más abajo o debajo de allí”. Tal cual, ese es su significado. Y es la que más sufre las subidas de la Ría, ya que se inunda con cierta facilidad.
Qué ver en el Casco Viejo
Además de ver las Siete Calles en sí, y disfrutar de un paseo por el pasado y por la historia misma de la Villa, hay otros monumentos y rincones que no te puedes perder de tu paseo por el Casco Viejo.
Si quieres disfrutar de edificios clásicos y religiosos, pásate por la Iglesia de San Antón, emblemático punto clave del Casco Viejo, construido en el siglo XV y casi tan antigua como la Villa misma, su estilo gótico te cautivará.
Aunque no vas a creer lo que lees, también vas a poder visitar la Catedral de Santiago. Evidentemente no es la de Santiago, pero esta catedral no le tiene nada que enviar.
El arte se asoma y se esconde también entre las Siete Calles, donde encontrarás desde galerías hasta museos, que se centran en obras artísticas medievales. Además de trabajos artesanales en diferentes materiales, un regalo perfecto para los que te esperan en casa.
Te proponemos un juego en tu paseo. ¿Te has fijado en las cárcavas del Casco Viejo? Las cárcavas son pequeños y estrechos callejones que se forman ante la separación de las casas, que permiten así que corra el agua. Otra seña de identidad de la ciudad, ¿encuentras las 16 que existen?
Acabamos con los mercados. En la Plaza Central se celebra semanalmente y sin falta el fantástico y colorido mercado de las flores, aunque la Plaza Nueva bien merece una visita aún cuando el mercado no está montado.
Y si hablamos de mercados, debemos ir a uno de los laterales del Casco Viajo para encontrarnos con un maravilloso Mercado de la Ribera, donde los colores, olores y sabores se unen para ofrecerte un espectáculo sin igual. Disfruta del mejor producto local con un ambiente centenario.
Qué hacer en el Casco Viejo
Si ya has paseado por las Siete Calles, has disfrutado de sus pinturas, su arte y su arquitectura, llega la hora de dar una alegría a tu apetito y tus papilas gustativas.
En el Casco Viejo se reúne gran parte de la oferta gastronómica de Bilbao y es aquí donde puedes disfrutar de algunos de los mejores bares de pintxos de todo Bilbao. Y si aún no has dado tus primeros pasos en la gastronomía vasca, te damos un pequeño adelante con nuestra ruta de los mejores pintxos de Bilbao.