Seguro que estás desesperado por llegar a la capital española para empezar a conocerla. No hay duda que ya sabes cuáles son los lugares y monumentos más importantes de Madrid, pero ¿conoces los mejores lugares alejados de los turistas?
No hay duda que tienes que ver lo más emblemático y comer lo más tradicional, como los mejores restaurantes para probar el cocido madrileño, pero seguro que también quieres ver lo que sólo disfrutan los madrileños.
Para moverte como alguien de Madrid debes conocer la ciudad tan bien como ellos. Pero si no tienes tiempo para aprender, aquí te traemos una lista con las mejores cosas que hacer y lugares que visitar si quieres ir contracorriente de los demás turistas y disfrutar de lo que parece reservado a sólo unos pocos.
Actividades no turísticas para hacer en Madrid
En nuestra lista vamos a repasar lugares que están en el corazón de los madrileños, que los visitan de manera frecuente o que, a pesar de su belleza, se ven eclipsados por otros monumentos más conocidos y visitados.
Latroupe Prado
Las actividades no turísticas son las que hacen los madrileños de verdad. Y si quieres ser uno de ellos, debes moverte como se mueven ellos, por sus rincones favoritos.
Uno de los mejores ambientes de la ciudad se reúne en torno a Latroupe Prado. No paran de organizar planes y tienen en plena efervescencia el tardeo y la noche madrileña.
Pásate por Latroupe Prado para acudir a alguno de sus numerosos eventos, como conciertos, actividades grupales e incluso exposición de arte de la mano de jóvenes talentos, con obras repartidas por todo el lobby. Tienes que vivirlo para entenderlo.
Jardines de Sabatini
Seguimos con un gran conocido. Su ventaja es, a la vez su desventaja, la cercanía a otros monumentos emblemáticos de Madrid. Estos monumentos son, nada más y nada menos que el Palacio Real y la Catedral de la Almudena.
Los jardines están muy cuidados, y se considera uno de los rincones más bellos de la ciudad. Cuenta con un diseño ornamental y arquitectónico espectacular, además de una amplia flora y numerosas estatuas del escultor que da nombre al jardín.
Puede que no se le dé el crédito que merece y el número de visitantes que lo descubre es menor al que debería. Sería un rincón completamente secreto y encantador si no fuera el jardín del Palacio Real, aunque nadie puede arrebatar la magia de ver un atardecer junto a su estanque.
Muy cerquita, que no se te olvide visitar el Campo del Moro, un elegante y precioso lugar desde donde disfrutarás de unas increíbles vistas del Palacio Real. La reina María Cristina fue la encargada de pedir su creación en el siglo XIX.
Fue declarado Conjunto Histórico Artístico en los años treinta y no puedes irte sin ver el Palacio de las Conchas ni la fuente de los Tritones.
Museo Sorolla
Paseo del General Martínez Campos, 37
Eclipsado por los grandes museos de Madrid, principalmente por el Triángulo del Arte que forman el Prado, Thyssen y Reina Sofía, los museos de menores dimensiones a menudo pasan desapercibidos.
Estos museos, en cualquier otra ciudad, recibirían toda la atención, pero en una gran capital europea como es Madrid, en ocasiones se ven relegados a un segundo plano, de forma injusta.
Pero para eso estamos aquí. Aunque nacido en Valencia y enamorado del mar hasta sus últimos días, Joaquín Sorolla vivió gran parte de su vida en Madrid, ciudad donde falleció en 1923. Los madrileños sienten al pintor impresionista como propio, y no es de extrañar ver el museo lleno de madrileños y de niños en excursión.
La completa colección del museo cuenta con más de 1200 trabajos, sumando los cuadros y los numerosos grabados que dejó, además de documentos originales sobre su vida que harán las delicias de los aficionados al pintor y al arte en general.
Por cierto, si eres un verdadero aficionado al arte, otro pequeño rincón que te enamorará será el Museo Lázaro Galdiano, en Calle de Serrano, 122. Lázaro Galdiano, financiero de gran éxito, empresario con una gran fortuna era, además, un gran amante y coleccionista de arte.
Pásate por este museo para descubrir alguno de los más de 9000 tesoros que dejó en su colección privada, que va desde lienzos, esculturas y grabados a joyas, monedas e incluso armaduras.
Además de ser el mismo edificio una verdadera obra de arte, dentro te esperan mobiliario de época y obras de artistas de la talla de Goya, Velázquez, Zurbarán o Murillo.
Restaurante Botín
Después de tanto caminar y de ver tanto arte, ¿no os ha entrado un poco de hambre? Además de probar algunos de los mejores bares de bocadillo de calamares, tenemos una propuesta única y de la que los madrileños se sienten muy orgullosos; visitar el restaurante más antiguo del mundo.
Abierto y en funcionamiento desde 1725, el Restaurante Botín ha sido tan importante en el día a día de los madrileños que incluso ha sido parte importante de la vida y obra de autores como Gómez de la Serna, Hemingway o Benito Pérez Galdós.
En el Restaurante Sobrino de Botín, como también era conocido, vas a disfrutar de verdadera comida castellana de alta calidad, desde sopa de ajo hasta cochinillo. Pásate por el centro de la ciudad, en Calle Cuchilleros, 17, para saborear un pedazo de historia de Madrid.
Plaza de Olavide
Después de haber hablado de los Jardines de Sabatini, es muy complicado atraer de nuevo tu atención hacia un parque. Pero el encanto de esta plaza con zonas verdes no son la ornamentación de sus setos o su fuente de agua.
El verdadero interés de este lugar es, en primer lugar, su historia, que podrás conocer a través de fotos desde los años 30 hasta hoy día en uno de los bares que la custodian, y en segundo lugar su ambiente.
La Plaza de Olavide está rodeada de coctelerías y cafeterías con unas geniales terrazas y un ambiente totalmente espectacular. Déjate llevar por su buen rollo y comienza una ruta de tardeo desde la Plaza de Olavide.
Parque del Oeste
Ahora sí que vamos a un parque, aunque este sí que tiene todo lo que un gran parque debe tener, y mucho más. Casi 100 hectáreas de árboles y zonas verdes que dan un respiro al ajetreo de Madrid.
Aunque no sólo eso, el Parque del Oeste esconde, además de preciosos caminos y senderos cubiertos por árboles centenarios, tres grandes sorpresas.
La primera es uno de los puntos turísticos favoritos de todo el mundo; el Templo de Debod. Un templo egipcio del siglo II a.C. regalo del gobierno egipcio, rodeado de agua que siempre atrae miradas, fotos y curiosos.
La segunda sorpresa son los 15 000 metros cuadrados de rosales que tiene, los cuales puedes ver montado en su teleférico. Aquí incluso se celebra un concurso de arreglo floral de rosas anualmente.
La tercera sorpresa no está técnicamente dentro del parque, aunque el Templo de Debod tampoco, pero están tan cerca, que lo contamos como uno. La sorpresa final son las impresionantes vistas desde el Mirador de la Montaña de Príncipe Pío. Todo un regalo ver aquí un atardecer.
Ermita de San Antonio de la Florida
Seas o no seas religioso, te guste o no la arquitectura o incluso la pintura, tienes que venir aquí. Más que un consejo, es casi una orden. ¿La razón? Francisco de Goya.
No necesitas ir muy lejos, si has seguido nuestras indicaciones, ahora estarás en el Parque del Oeste, así que estás a pocos pasos de esta ermita y su parroquia, justo al lado.
Aquí está el impresionante edificio religioso de finales del siglo XVIII decorado con frescos del famoso e internacional pintor español Goya. Fue declarado Monumento Nacional en el año 1905, y desde 1919, reposan ahí los restos del pintor. Además, encontrarás un pequeño museo en su interior.
Biblioteca Escuelas Pías de San Fernando
En pleno barrio del cosmopolita y siempre vital barrio de Lavapiés, se encuentra esta antigua iglesia que te va a dejar con la boca abierta. Ahora reconvertida en biblioteca, este antiguo lugar santo guarda un encanto especial, mezclando el silencio sepulcral, con los ladrillos vistos y el olor a libro.
La experiencia la puedes rematar visitando el Mercado de San Fernando, para un picoteo y, desde luego, no te olvides de perderte por el barrio de Lavapiés. Es una de nuestras actividades favoritas, vas a enamorarte de un barrio que cuenta con una oferta de ocio tan grande como su buen rollo. Y creo que no hace falta ni hablar de Malasaña...un verdadero paraíso en plena capital.